2012 ¿Una crisis de civilización?

Una extraña sensación y una sombra de inquietud merodea en el ambiente mientras oscuros nubarrones de tormenta y densas nieblas de confusión cubren un mundo que indefectiblemente se aboca a una crisis de consecuencias inciertas.

El mundo en que vivimos es el resultado de la entrada en juego de diversas fuerzas y elementos que muchas veces desconocemos.

Un mundo que se encamina hacia una crisis sin precedentes en la historia conocida de la humanidad que por primera vez será de escala planetaria pues hasta ahora las diversas crisis documentadas históricamente han tenido una localización más o menos limitada en diversas regiones del planeta. La “humanidad” como idea global ha de afrontar cuestiones que no han sido resueltas de forma satisfactoria en todos los campos de la civilización en cuanto a organización económica, social, religiosa, grupos de dominación monetarista... crisis sanitarias, crisis ecológicas, catástrofes naturales cíclicas...

En un mundo en el que la superpoblación humana agota los recursos naturales y es causa de conflictos y guerras, una crisis global ha de tener consecuencias muy graves que pueden afectar a todos los niveles y acabar con la vida de miles de millones de personas. Un colapso del entramado económico mundial, por ejemplo, puede ser la puerta de hambrunas y pandemias generalizadas que acaben con la vida de millones y millones de personas.

2012 es en este sentido un año hacia el que parecen CONFLUIR toda una serie de desencajes “globales” y situaciones de crisis de civilización que, de no ser resueltas, pueden dar lugar a un cataclismo civilizatorio y planetario.

La observación de los astros es una constante entre las antiguas civilizaciones y culturas humanas. Entendían los antiguos que la evolución cíclica de los astros a través de la cúpula celeste escribe o marca el curso de las edades a modo de un enorme reloj cósmico. Los diversos aconteceres y posicionamientos celestes determinan la historia y la vida de los hombres, o al menos las condicionan de forma ineludible.

El “Calendario Maya” sitúa en fecha 21 de diciembre de 2012 (solsticio de invierno) un acontecimiento celeste de gran importancia, cual es el alineamiento de la tierra, el sol y el centro de la Vía Láctea. Este alineamiento se produce debido al fenómeno conocido como “precesión de los equinoccios”, fenómeno provocado por el girar de la tierra sobre su eje en un ángulo de 23º 26’. Cada 25.780 años terrestres se cumple un giro completo de la tierra en torno a este ángulo en lo que es conocido como un “año platónico”. Este movimiento provoca que, por ejemplo, Vega fuera hace 11 mil años la estrella polar.

Según los registros de medición celeste de los antiguos mayas, el conocido como último Gran Ciclo comenzó en agosto de 3114 a.C., una fecha que coincide con la aparición de antiguas culturas y civilizaciones... los primeros jeroglíficos como escritura en Egipto... y termina el 21 de diciembre de 2012, cuando, como decimos, el Sol entrará en alineamiento con el centro de nuestra Galaxia.

Otras civilizaciones antiguas coinciden con esta visión cósmica de los mayas. Los Vedas indoarios computan el tiempo en grandes ciclos de tiempo llamados Manvatara que duran 64.800 años. Cada Manvatara lo dividen en 10 periodos de 6.480 años y los distribuyen en 4 edades o soles de la siguiente manera:

1- La Edad de Oro (Satya Yuga) ......... dura 4 unidades  (25.920 años)

2- La Edad de Plata (Tetra Yuga) ........ dura 3 unidades  (19.440 años)

3- La Edad de Bronce (Dvapara Yuga) dura 2 unidades  (12.960 años)

4- La Edad de Hierro (Kali Yuga) ......... dura 1 unidad.       (6.480 años)

En la actualidad vivimos en el Kali Yuga conocida también como “Edad Oscura” y diversos estudiosos de las tradiciones coinciden en indicar que su final se sitúa entre 2012 y 2013.

¿Qué puede suceder en torno a esta fecha señalada por diversas tradiciones antiquísimas?.

El hecho de que estas civilizaciones pretéritas  – que en la remota antigüedad dispusieron de conocimientos celestes y cosmogónicos de los que la ciencia moderna hace pocos años apenas ha llegado a reconocer su superficialidad –, identificaran esta fecha como el tiempo en el que ocurrirá el final de una era de los hombres en medio de convulsiones y crisis en todos los campos de la civilización es algo ante lo que tal vez no deberíamos permanecer indiferentes.

De igual modo, la actual sociedad humana – o las sociedades humanas –, en sus diversos desarrollos manifiesta una serie de síntomas que indican errores de aplicación y que anuncian importantísimas crisis estructurales de consecuencias desconocidas pero cuyos resultados pueden ser ciertamente preocupantes.

Sólo un estudio serio de la actual crisis de la civilización así como un detenido análisis de sus causas puede permitirnos encontrar las posibles soluciones y la salida del laberinto.

Con todo y a pesar de las dificultades y crisis ante las que probablemente tengamos que enfrentarnos,  aprendamos a mantener la integridad y busquemos siempre el lado positivo de las cosas. 

BITARTEN